Estamos preparando el próximo encuentro anual para finales de agosto en Tandil. Los tiempos electorales no ayudan. No sólo es difícil hacerse unos días para tratar de salir de la pelea política diaria, también es difícil que se entienda que no tenemos una intención electoralista detrás. Nos cansamos de explicar que lo hacemos todos los años y que es un encuentro que busca poner el foco en otro lado. Quizás, la figura que mejor explique nuestra intención es la de Taizé.
Iremos a Tandil con el mismo espíritu con que miles de jóvenes católicos y evangélicos van a esa aldea francesa, que tanto amaba Paul Ricoer, con la idea de compartir en comunidad y con el fin de encontrarse con Cristo y con nosotros mismos.
Taizé es una pequeña comunidad que fundó el padre Roger en la década del 40. (ver http://www.taize.fr/es_article306.html ) Es un ejemplo de dialogo ecuménico, nacido cuando era imposible pensar que jóvenes de distintos credos se encuentren a rezar. Los prejuicios de muchos fanáticos impedían creer en algo así.
Nosotros, en Tandil vamos a tratar de dialogar sobre nuestra vocación política desde nuestros valores religiosos. Y lo haremos sin que nos importen los prejuicios de nadie.
Buscamos dialogar con jóvenes de distintos partidos políticos no porque queramos mezclarnos coyunturalmente si no porque el dialogo con el otro es la mejor manera de afirmarnos en nuestra identidad. Porque nos reconocemos en nuestra condición de diferentes, de miembros de distintos espacios, de la misma manera que los cultos al dialogar ecuménicamente hacen el mejor ejercicio de introspección. Eso es lo que nos distingue de los fanáticos. Decía Jean Lacroix en El sentido del dialogo que, “los que no son seres de diálogo son fanáticos: se desconocen tanto como desconocen a los otros. Sólo por mediación del diálogo, se realiza uno y se conoce: al destruir el dialogo se destruye uno a sí mismo y se destruye al otro”.
Vamos a Tandil a hacer un ejercicio de democracia. Y sólo podemos hacerlo si debatimos temas profundos, tan profundos como la necesidad de conjugar la ética y la política y como construir consensos sobre políticas fundamentales. Esa predisposición se logrará porque estamos animados por valores cristianos. Solo dialogando detendremos a los fanáticos. Quizás por eso Robert Schuman decía, "la democracia será cristiana o no será".
jueves, 26 de julio de 2007
miércoles, 25 de julio de 2007
Una RED de políticos cristianos:
Una RED en Cristo de políticos, esa es la consigna que nos propusimos concretar. Queremos ser un grupo de amigos con un lazo de unión perenne, una comunidad edificada sobre piedra. Para que nuestro proyecto sea duradero tiene que estar fundado desde los más profundo en Cristo. Esa unión nos convierte en Iglesia. Formamos parte de un grupo cuya identidad se centra en primer lugar en nuestra vocación de cristianos.
Alcide de Gasperi se definía, “primero católico; después, europeo; finalmente italiano”. De la misma forma nosotros somos primero Católicos y después todo lo demás. Compartimos una doble vocación a la santidad y al servicio político y buscamos responder a ellas en comunidad. Según La Pira, “La vocación cristiana consiste en estar unidos a Cristo como el sarmiento a la Vid, de aquí la unión orgánica de cada uno de todos”. De esta manera nuestra relación se resume en la parábola de la vid y los sarmientos.
“El que permanece en mi y yo en el, ese dará muchos frutos” dice el Evangelio. Decía el Doctor Alfonso Santiago que lo principal en la política es el resultado. Y según las enseñanzas, si no damos frutos seremos cortados. Este es el mandato de Cristo a nosotros, su Iglesia. JJPPII retoma la figura de la vid y los sarmientos en una encíclica que nos compromete especialmente, Cristifideles Laici.
Las virtudes del Político Cristiano:
Si Cristo es aquel que nos une, si Él es verdaderamente el motivo de nuestra reunión, Él es también nuestro ejemplo. Si somos Cristianos políticos tenemos que seguir su testimonio. Podemos desde aquí responder que significa ser políticos cristianos.
El modelo Cristiano es el de la Cruz, el de la entrega total y si es necesario el del martirio. Tomás Moro, patrono de los políticos confirma ese camino. Muchas veces nosotros olvidamos este destino pensando, como Judas, que el éxito Cristiano es de este mundo y que nuestro futuro en la política terminará con fama y gloria. No parece ser esto lo que Cristo nos prometió, sino todo lo contrario, por cristianos nos espera la persecución y la cruz, seguramente la cárcel o quizás algo mucho peor para nuestro ego, la burla, la marginación y el olvido. Pensemos entonces más allá de nuestras falsas expectativas de poder y reconocimiento y veamos que virtudes nos muestra Cristo para ser buenos políticos.
Un mandato fundamental para los políticos es el de saber leer los signos de los tiempos. Vivimos días de alejamiento de Dios. Y para los que buscamos dirigir a la comunidad siempre es bueno tener eso en claro. Romano Guardini en su libro “El Poder” nos muestra que los políticos que no sigan el ejemplo Cristiano se exponemos al peor de los males. A aquel primer pecado por el cual fue necesaria la redención. Como dice el Génesis la tentación de la serpiente se basó en el poder de decidir sobre el bien y el mal. Según Guardini el desarrollo de la técnica en los tiempos en que vivimos nos vuelve a situar de una manera dramática frente a la posibilidad de querer ser como dioses. Esa es la primera tentación del Poder.
¿No vemos acaso entre los hombres de nuestros días una soberbia que empuja a querer definir cuando empieza la vida (aborto), o cuando termina (eutanasia), que juega con la posibilidad de fabricar hombres, con la pretensión de querer ser como dios?. Pero el génesis ya nos enseñaba que después de pecar el hombre se siente desnudo. Y es en estos días de relativismo moral, de ausencia de Dios, de un consumismo que convive con la extrema pobreza material y el abandono del prójimo, cuando vemos que para muchos la vida ya no tiene sentido. Decía Bernanos en el diario de un cura rural, ”De que os servirá fabricar la propia vida si habéis perdido el sentido de ella. No os quedaría más remedio que saltaros la tapa de los sesos ante vuestras visiones extravagantes. ¡Fabricad la vida tanto como quieras!
En el análisis de nuestros tiempos deberá primar el optimismo. Los Católicos sabemos que la victoria esta asegurada, porque Cristo ya triunfo sobre la muerte. Debemos ser optimistas sin dejar de ser concientes que convivimos con el pecado, día a día en el mundo y en nuestro corazón.
Cual fue la formula cristiana para luchar contra el pecado. En primer lugar la Humildad. La biografía de Jesús es la Historia de la Humildad. De aquel que siendo Dios se hizo hombre. Ese es nuestro secreto para enfrentar la tentación del poder. Debemos ir hacia los demás, a nuestros hermanos a servir con Humildad.
La segunda virtud que nos trasmite la vida de Cristo es la obediencia. Jesús siguió la voluntad del Padre. Si de verdad queremos ser políticos cristianos tenemos que ir con obediencia a esa Cruz. Sabiendo que estamos cumpliendo con un mandato y que siendo políticos ocupamos nuestro lugar en ese plan de salvación. Tenemos que responder a nuestra vocación, por más que sea dura y hacerlo con el sentido originario, con el fin de buscar el bien común.
Entonces nos queda vivir con Alegría. “Lo opuesto de un pueblo cristiano es un pueblo triste, un pueblo de viejos” decía el mismo cura rural. Nosotros como jóvenes debemos ser la sal de la tierra, debemos dar un testimonio de alegría, de amor. Tenemos que trabajar, con “Amor fraterno, responsabilidad y compromiso. Con humildad, pero con afán resuelto de servir a la causa de la emancipación humana”.
Enrique San Miguel, cuando nos relata el testimonio de los políticos cristianos del siglo XX, identifica en ellos una constante manifestación de Honestidad, coherencia y afán de Santidad. Nos enfrentamos, de este modo, a lo más difícil para un político católico, ser dignos portadores de la Verdad.
¿Que decir, cuando y cómo?. Como traducir el discurso cristiano con la inteligencia y con la viveza de aquel administrador de la parábola bíblica. Hasta donde podemos usar el silencio de la Verdad. ¿Cuando dejamos de ser prudentes para ser cobardes? Frecuentemente, cuando dejamos de ser cristianos para ser solo “políticos”.
Por el contrario, debemos tratar de no imponer sino de dialogar desde el pluralismo, pero no claudicar, ni ser tibios. Estamos llamados a convivir con distintas posturas y a tolerar el mal que no podemos cambiar.
Es por eso que nos insertarnos en las viejas estructuras, muchas veces corruptas, sin dejar de creer y de ser testigos. Pero que no nos pase como aquel agente secreto, “Jueves”, de Chesterton, que se dio cuenta que en el fondo todos los miembros de la organización a la que se infiltra son dobles agentes infiltrados. Seamos prudentes para que la estrategia no nos condicione y para no ser nosotros parte del problema.
No nos asusta la política porque estamos llamados a servir a los demás en ella. Tenemos que meternos en ella con decisión, con compromiso, con valentía. Cada uno en su partido político, cada uno en su organización social ir generando una RED de dirigentes que apueste a renovar la política. Tenemos que cambiar la cultura política imperante. T.S. Eloit decía que la cultura era todo aquello que le daba sentido a la vida, pues bien, tenemos que volver a darle sentido a la política, un sentido de servicio, un sentido que exprese nuestros más profundos valores.
Alcide de Gasperi se definía, “primero católico; después, europeo; finalmente italiano”. De la misma forma nosotros somos primero Católicos y después todo lo demás. Compartimos una doble vocación a la santidad y al servicio político y buscamos responder a ellas en comunidad. Según La Pira, “La vocación cristiana consiste en estar unidos a Cristo como el sarmiento a la Vid, de aquí la unión orgánica de cada uno de todos”. De esta manera nuestra relación se resume en la parábola de la vid y los sarmientos.
“El que permanece en mi y yo en el, ese dará muchos frutos” dice el Evangelio. Decía el Doctor Alfonso Santiago que lo principal en la política es el resultado. Y según las enseñanzas, si no damos frutos seremos cortados. Este es el mandato de Cristo a nosotros, su Iglesia. JJPPII retoma la figura de la vid y los sarmientos en una encíclica que nos compromete especialmente, Cristifideles Laici.
Las virtudes del Político Cristiano:
Si Cristo es aquel que nos une, si Él es verdaderamente el motivo de nuestra reunión, Él es también nuestro ejemplo. Si somos Cristianos políticos tenemos que seguir su testimonio. Podemos desde aquí responder que significa ser políticos cristianos.
El modelo Cristiano es el de la Cruz, el de la entrega total y si es necesario el del martirio. Tomás Moro, patrono de los políticos confirma ese camino. Muchas veces nosotros olvidamos este destino pensando, como Judas, que el éxito Cristiano es de este mundo y que nuestro futuro en la política terminará con fama y gloria. No parece ser esto lo que Cristo nos prometió, sino todo lo contrario, por cristianos nos espera la persecución y la cruz, seguramente la cárcel o quizás algo mucho peor para nuestro ego, la burla, la marginación y el olvido. Pensemos entonces más allá de nuestras falsas expectativas de poder y reconocimiento y veamos que virtudes nos muestra Cristo para ser buenos políticos.
Un mandato fundamental para los políticos es el de saber leer los signos de los tiempos. Vivimos días de alejamiento de Dios. Y para los que buscamos dirigir a la comunidad siempre es bueno tener eso en claro. Romano Guardini en su libro “El Poder” nos muestra que los políticos que no sigan el ejemplo Cristiano se exponemos al peor de los males. A aquel primer pecado por el cual fue necesaria la redención. Como dice el Génesis la tentación de la serpiente se basó en el poder de decidir sobre el bien y el mal. Según Guardini el desarrollo de la técnica en los tiempos en que vivimos nos vuelve a situar de una manera dramática frente a la posibilidad de querer ser como dioses. Esa es la primera tentación del Poder.
¿No vemos acaso entre los hombres de nuestros días una soberbia que empuja a querer definir cuando empieza la vida (aborto), o cuando termina (eutanasia), que juega con la posibilidad de fabricar hombres, con la pretensión de querer ser como dios?. Pero el génesis ya nos enseñaba que después de pecar el hombre se siente desnudo. Y es en estos días de relativismo moral, de ausencia de Dios, de un consumismo que convive con la extrema pobreza material y el abandono del prójimo, cuando vemos que para muchos la vida ya no tiene sentido. Decía Bernanos en el diario de un cura rural, ”De que os servirá fabricar la propia vida si habéis perdido el sentido de ella. No os quedaría más remedio que saltaros la tapa de los sesos ante vuestras visiones extravagantes. ¡Fabricad la vida tanto como quieras!
En el análisis de nuestros tiempos deberá primar el optimismo. Los Católicos sabemos que la victoria esta asegurada, porque Cristo ya triunfo sobre la muerte. Debemos ser optimistas sin dejar de ser concientes que convivimos con el pecado, día a día en el mundo y en nuestro corazón.
Cual fue la formula cristiana para luchar contra el pecado. En primer lugar la Humildad. La biografía de Jesús es la Historia de la Humildad. De aquel que siendo Dios se hizo hombre. Ese es nuestro secreto para enfrentar la tentación del poder. Debemos ir hacia los demás, a nuestros hermanos a servir con Humildad.
La segunda virtud que nos trasmite la vida de Cristo es la obediencia. Jesús siguió la voluntad del Padre. Si de verdad queremos ser políticos cristianos tenemos que ir con obediencia a esa Cruz. Sabiendo que estamos cumpliendo con un mandato y que siendo políticos ocupamos nuestro lugar en ese plan de salvación. Tenemos que responder a nuestra vocación, por más que sea dura y hacerlo con el sentido originario, con el fin de buscar el bien común.
Entonces nos queda vivir con Alegría. “Lo opuesto de un pueblo cristiano es un pueblo triste, un pueblo de viejos” decía el mismo cura rural. Nosotros como jóvenes debemos ser la sal de la tierra, debemos dar un testimonio de alegría, de amor. Tenemos que trabajar, con “Amor fraterno, responsabilidad y compromiso. Con humildad, pero con afán resuelto de servir a la causa de la emancipación humana”.
Enrique San Miguel, cuando nos relata el testimonio de los políticos cristianos del siglo XX, identifica en ellos una constante manifestación de Honestidad, coherencia y afán de Santidad. Nos enfrentamos, de este modo, a lo más difícil para un político católico, ser dignos portadores de la Verdad.
¿Que decir, cuando y cómo?. Como traducir el discurso cristiano con la inteligencia y con la viveza de aquel administrador de la parábola bíblica. Hasta donde podemos usar el silencio de la Verdad. ¿Cuando dejamos de ser prudentes para ser cobardes? Frecuentemente, cuando dejamos de ser cristianos para ser solo “políticos”.
Por el contrario, debemos tratar de no imponer sino de dialogar desde el pluralismo, pero no claudicar, ni ser tibios. Estamos llamados a convivir con distintas posturas y a tolerar el mal que no podemos cambiar.
Es por eso que nos insertarnos en las viejas estructuras, muchas veces corruptas, sin dejar de creer y de ser testigos. Pero que no nos pase como aquel agente secreto, “Jueves”, de Chesterton, que se dio cuenta que en el fondo todos los miembros de la organización a la que se infiltra son dobles agentes infiltrados. Seamos prudentes para que la estrategia no nos condicione y para no ser nosotros parte del problema.
No nos asusta la política porque estamos llamados a servir a los demás en ella. Tenemos que meternos en ella con decisión, con compromiso, con valentía. Cada uno en su partido político, cada uno en su organización social ir generando una RED de dirigentes que apueste a renovar la política. Tenemos que cambiar la cultura política imperante. T.S. Eloit decía que la cultura era todo aquello que le daba sentido a la vida, pues bien, tenemos que volver a darle sentido a la política, un sentido de servicio, un sentido que exprese nuestros más profundos valores.
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